miércoles, 27 de abril de 2011

Como una estrella.

Tumbada en esta cama, no hago más que mirar al techo. Un techo blanco, sin una mancha, ni imperfecciones. Como vi vida, en blanco, vacía, sin colores.Una bombilla cuelga del techo y algunos cuadros en las paredes.La habitación es triste, no tiene colores alegres, o por lo menos así es a mi vista, solo embellecen las flores de dos desconocidos, que trajo el mensajero en la mañana.
He despertado muy temprano y no me he animado a salir. ¡Me pesa la vida!.
Ni siquiera las rosas que me mandaron lograron alegrarme.
¡Tengo una vida tan triste!
Siempre esperando algo, siempre dando más de lo que en realidad poseo. Alegrando a los demás sin recibir lo mismo, salvo cuando estoy con ellos. Ahí siempre tengo una sensación de alegría que dura muy poco, un par de horas a lo sumo. Y nada más.
Luego duermo sola, en sitios de mala muerte, en soledad o en una compañía, que es casi soledad. No conozco a estas personas, sin embargo dicen que me quieren.
Después de cada noche me parece que todo cambiará y que el dia siguiente será genial y comenzará una etapa diferente. Me digo una y otra vez que esa, será la última. Y cuando amance, el mismo sentimiento de abandono y desamparo.
Siempre creí que mis ídolos eran muy felices, que era una pasada estar rodeada por tanta gente y que te gritaran, ¡te quiero!.
Hoy me doy cuenta que no todos en la música triunfan, que hay estrellas y estrellados. Y que yo, soy de los últimos. 

3 comentarios:

  1. Ofelia, niña, la protagonista de tu microrrelato duerme como la noche duerme: con silencio y con estrellas. Abrazo y firmo

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  2. Manuel, agradezco mucho que estés por aquí. Y como he visto en algunos sitios, el primero.
    Todos tenemos estrella, aunque algunas estés a millones de años luz...
    Un abrazo de vuelta.

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  3. ¡Gracias, de nuevo, por tu visita, mi apreciada Ofelia! En el camino nos encontramos. Cordialmente tuyo, Manuel Mª

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