martes, 20 de noviembre de 2012

lunes, 19 de noviembre de 2012

El frenazo.


Fue a encontrarse con aquel hombre que le llevaba unos años más que un par.
 Y después se auto proclaman algunos dueños de cualquier cuneta cuando a su alrededor ella solo ve hierbas, fango, hojas caídas y el frenazo que dejó su coche.

Bienvenidos a su humilde morada, pasen y tomen sitio, esta cuneta es de todos los cayeron aquí en algún momento.
El frenazo ha sido como el año, es y al parecer será, negro y  transparente.  Se ha llevado a los que no. 
Ha dejado a los que...
No, está claro que no ha dejado.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Si pudiera decirte.


Es tan duro estar hoy sin ti, tan difícil explicar el amor que me inspiras, como triste, es tenerte lejos.

Esta vida tuya que me pierdo, es como la mía que pierdes tú. Nunca podremos recuperarla, ni esos momentos espontáneos de risa, ni los sufrimientos que se quedan en la distancia, sin compartir.

¡Oh Madre!  ¡Cuanto duele no poder abrazarte, sentir una caricia cuando es preciso, amarte mamá!

No me alcanzará la vida para demostrarte todo lo que por ti siento, sin embargo, se que lo sabes.

Te mando todos los besos que tengo dentro, mi amor infinito e incondicional y un abrazo cálido y tierno, como tú.

¡Feliz cumpleaños mami!



jueves, 8 de noviembre de 2012

Una semana que parecen mil.



De dolor en dolor y tiro porque me toca.

Hoy para variar llegué tarde al trabajo, 40 minutos, el autobús no avanzaba ni aunque lo empujaran y el atasco era de muerte, pues eso, lo más parecido a un cortejo fúnebre. Pensé por momentos que llevaban mi féretro por las calles de la periferia, pero luego supe que no, no podía dolerme la espalda como me dolía y estar muerta, además no lloraba nadie y eso tampoco, espero que alguien me llore cuando ya no esté, aunque sea pagando. Llovía.
El trabajo un calvario. Nadie se pone en el lugar de los demás y no es plan el estar quejándose todo el tiempo. Incomprendidos que son los que sufren.

Corramos un tupido velo.     
 

Parte II de la semana

Aquella chica, al final apareció como por arte de magia, algunos saben aprovechar las oportunidades que otros rechazan, mira tú por dónde. Fue sentir el portazo, que dieron detrás de mi y voilà, ella que salía del ascensor para entrar por la misma puerta por la que yo salía.

Ya te digo, que nadie es imprescindible, el mundo cambia para unos más rápido que para otros. Será que la traslación de la tierra nos llega a unos más rápido que a otros. Vaya usted a saber…
 
 
 

Parte- te en II.

Ja, escribiendo esto me estoy pareciendo a un muchacho que conocí una vez, escritor él. Muy bueno por cierto. ¿Qué será de su vida? Supongo que se hartó de tanta tontería. Ya se habrá olvidado, que la memoria es a veces tan corta como la colillita de un caniche. 

El día tuvo su dosis buena, una partecita que me hizo tan feliz como ver a niño sonreír. Dos de mis amores, amigos, han encontrado el mismo camino para caminar y yo mirando desde la mata de mamoncillos, casi me caigo del alegrón. 

La semana termina, pronto, que mañana es fiesta. Suenan los The Cure.
 
Dormiré las horas que tiene el día o por lo menos eso espero. Alguien vendrá con planes a fastidiar,  que es lo que pasa siempre.
 

miércoles, 31 de octubre de 2012

Contra el desanimo


De repente, como recordándome que hay luz más allá de las oscuras tristezas, salió el sol.

Sonó un teléfono con voz entrecortada, no escucho apenas, pero salió el sol. Todo irá bien.

Música contra el desanimo.



martes, 30 de octubre de 2012

A cualquier precio


 
Arrimándose a las costillas de Armando al menos podía sentir su respiración y calentarse. El cabrón parecía una oruga enrollada y quieta al lado del cuerpo huesudo de Isabel. La pobre mendigaba aquel calor como una migaja de pan.

Se comía las uñas mientras pensaba en el siguiente paso. Debía esperar a que los ronquidos llenaran las cuatro paredes y no dejaran lugar a la quietud, solo entonces Armando estaría dormido y ella libre de llevar a cabo su plan.

Al rato, dispuesta a terminar con todo de una vez, cogió el objeto plateado y brillante de debajo de la cama. Armando se revolvió con un ronquido como queja, pero se quedó dormido nuevamente.

Con un corte certero Isabel comenzó lo que sería otra etapa en su vida, tener un marido calvo.

Una vez que vio caer el primer mechón, su vida cambió.

lunes, 29 de octubre de 2012

Aquella isla


Cuba dejó de doler.

Es algo triste pero real. Recién descubro que esa tierra no me duele.

Se volvió tan asqueante su conformidad, pegajosa la quietud, exasperante, la espera de ese oasis que nunca se ve aparecer.

Cuba no existe, hace mucho que no está.

Esa tierra es un invento de la mente de los que nos fuimos y queremos recordar lo vivido. Es la realidad de los que quedaron allí atrapados en un tiempo, ya nadie sabe cual.
De allí solo duele lo que por mi sangre corre y los que la vida añadió.

Y no lloro por dejarla, como a un amante al que aún se ama.

Aquella isla. ¿Aún existe?


(Reflexión en el viaje de vuelta)

jueves, 4 de octubre de 2012

Nada


Quería escribir tantos sentimientos que se cayeron uno a uno por el borde de la hoja de papel, agolpados.
Unas palabras que seguían a las otras y un silencio frío como las hierbas del jardín por la mañana, se hacía presente y obligaba a callar.

Gotas de rocío recorrían los pómulos y llegaban a la garganta, muda.

La soledad más absoluta sintió y corrió hasta que no pudo más.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Desde aquí.


Me cobija el dolor sordo, del que deja atrás gran parte de su vida.

Se buscan alegrías que aplaquen la ira de las renuncias, y no siempre se encuentran.

 Es el precio del destierro.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Almost pink, almost life.


Fue nombrado ángel antes de concebir siquiera. No sería su nombre de pila, daba igual si era hembra o varón, pero era un ángel.

Era casi rosa, casi vida, incluso perfecto en aquella forma tan poco uniforme. Fue el comienzo de un sueño, diluído en el líquido, que fue sacado a la postre, como fuere, sin miramientos ni contemplaciones.

Era casi rosa, un sueño inalcanzable, un pensamiento con forma de hoja otoñal llevado por un viento frío que se coló en un vientre sin calor.

Fue casi eso, incluso eso y al final nada.

 

viernes, 31 de agosto de 2012

Andares de Cenicienta.



Los pies, cansados, con llagas y durezas. Pies que recorrieron cientos de kilómetros para verle y no fue posible, el nunca se presentó. Una cobardía tan evidente que no consiguió verla, demasiado transparente.  
Volvió sobre sus pasos, comprendiendo entonces, que nunca vendría.
Un recuerdo tenue de aquello que fue, de aquel tiempo lejano, pasado, olvidado.
Emprendió el camino de regreso, con un andar agotado, la Cenicienta.

lunes, 27 de agosto de 2012

Aquella niña de nombre de mar


Mara, esa chica menuda, de ojos avizpados, que pasaba todos los días corriendo por delante de mi puerta, descalza y sonriente. Solo quería ver lo pececitos de colores que teníamos en la pecera del salón. Y yo, a ella.

Mara, que todo lo veía a color hasta que le llego la realidad del blanco y negro en forma de acuarela, cuando entramos a preescolar. Yo, en sus acuarelas y en los rayones del pupitre.

Mara, la chica de la que me enamoré porque llevaba motonetas y lazos de colores en las puntas, la chica más alegre de mi pueblo. Yo, yendo y viniendo en aquella sonrisa.


Esa niña que recuerdo, como el aroma de mariposas del jardín de mi abuelita.


Ay, lo que mata hacerse mayor y perder la ternura de aquello que amaste, y la inocencia blanca como las crestas de una ola.

Mara, si te volviera a encontrar.

jueves, 21 de junio de 2012



Nunca Junio fue tan triste.

Aquel mes, que pasó sin avisar, entre tumbos, más tumbos, y calores, y desdichas.

¡Ay Junio! Nunca fuiste un mes más triste que aquel de los 25 años en el pasillo del hospital, cuando pasaste tu cumpleaños en un suelo frío en espera de buenas noticias.

¡Ay Junio! Terminaré por odiarte.¿Sabes?

Creo que ya lo hago, hasta nuevo aviso...

miércoles, 30 de mayo de 2012

Carta de puño y letra.














Ha llegado a mis manos ahora. Recién sale de ese cuadrado frió y dorado, oscuro, al que llaman buzón de correos. Una carta de puño y letra que me hace diferente a muchos humanos, que ya no saben ni lo que es.

Y ese es precisamente el primer párrafo de la carta, textualmente.

-Mi querida hija, son las seis de la mañana y desde muy temprano, o tarde, según como se mire, estoy tentado a levantarme para escribirte. Ya se que esta vía es poco convencional en la actualidad, en que la tecnología ha copado toda actividad humana y todo lo que nos imaginemos al respecto, parece insuficiente; pero aquí estoy, bolígrafo y papel en mano para decirte si no todo, parte de mi día, de mis noches, de nuestra vida.




Y allá van a borbotones mis lágrimas por tanto que guarda este papel. Un olor, el de mi padre que es quien la escribe. Una caligrafía exquisita con palabras que reconfortan y me hacen llorar de amargura por la vida que me pierdo. Cuentos de un día a día que no es el mio y me suena tan lindo, aún, con las penas con que se vive.

En ella se toca el tema del ocaso, que llegará algún día y que ahora, sí me hace llorar porque estoy convencida que ese día, yo me vuelvo loca de dolor. Se habla de fuerza y no la cósmica. Siento un corrientazo que me sube por la mano y me agarra fuerte como lo haría mi padre, le siento a él y su amor infinito y desmedido, un abrazo con su olor acabado de afeitar, su calor.

Entonces aparece el adiós.


-Es todo amor lo que puedo darte y será insuficiente dicho con palabras.Nunca será bastante lo que te cuente, porque si pudiera, me iría en estas letras para abrazarte y volver. Mi vida es tu vida, hija querida. Es todo amor lo que puedo darte, justa medida del que me das.

Un beso, papi.


Así, como lo he dicho al principio, una carta de puño y letra que aún guardada en el cajón oscuro donde esperaba por mí, conservó la calidez y el amor más reconfortante del mundo y que a pesar de arrancarme lágrimas, me ha hecho muy feliz.



miércoles, 9 de mayo de 2012

Barco, barco, sin timonel.


Al despertar esta mañana la primera frase que proceso mi cerebro fué "En un barco, barco, sin timonel".
Esto me dio dos señales.  Una de ellas es, que aún no llega la vejez que trae olvido y otra es que mi Cuba me duele tan dentro que a veces sin esperarlo mi subconsciente me manda una ráfaga de viento marino para hacer avanzar mi barco, barco, sin timonel.


Poema Un Son para Niños Antillanos
de Nicolas Guillen



Por el Mar de las Antillas
anda un barco de papel:
Anda y anda el barco barco,
sin timonel.

De La Habana a Portobelo,
de Jamaica a Trinidad,
anda y anda el barco barco
sin capitán.

Una negra va en la popa,
va en la proa un español:
Anda y anda el barco barco,
con ellos dos.

Pasan islas, islas, islas,
muchas islas, siempre más;
anda y anda el barco barco,
sin descansar.

Un cañón de chocolate
contra el barco disparó,
y un cañón de azúcar, zúcar,
le contestó.

¡Ay, mi barco marinero,
con su casco de papel!
¡Ay, mi barco negro y blanco
sin timonel!

Allá va la negra negra,
junto junto al español;
anda y anda el barco barco
con ellos dos.

lunes, 16 de abril de 2012

¿Felicidad?


Me gusta pensar que cuando las personas encontramos la felicidad, o por lo menos eso decimos, esto va a significar que vamos a sentir alegría infinita por las cosas lindas de la vida.

Según he escuchado siempre, cuando uno está feliz ve las cosas color de rosa, intenta ayudar a sus semejantes siempre con una palabra de ánimo y aliento, en resumen, ve las cosas con el positivismo propio de quien ve salir el sol, donde veía con espejuelos oscuros una tarde de tormenta. Pero eso no siempre es así, no constituye la generalidad porque existen seres a los que nada les hace completamente felices, lamentablemente.

Es triste ser una persona pobre de espíritu, cuando se es así, es casi imposible encontrar paz y alegría en tu camino por la vida.

Ese camino se terminará volviendo pedregoso cada vez, aunque haya claros entremedias.

sábado, 7 de abril de 2012

Los zapaticos de rosa

Un homenaje a José Marti. De mis poemas favoritos.



Hay sol bueno y mar de espuma,
Y arena fina, y Pilar
Quiere salir a estrenar
Su sombrerito de pluma.

?«¡Vaya la niña divina!»
Dice el padre y le da un beso:
?«¡Vaya mi pájaro preso
A buscarme arena fina!»

?«Yo voy con mi niña hermosa»,
Le dijo la madre buena:
«¡No te manches en la arena
Los zapaticos de rosa!»

Fueron las dos al jardín
Por la calle del laurel:
La madre cogió un clavel
Y Pilar cogió un jazmín.

Ella va de todo juego,
Con aro, y balde, y paleta:
El balde es color violeta:
El aro es color de fuego.

Vienen a verlas pasar:
Nadie quiere verlas ir:
La madre se echa a reír,
Y un viejo se echa a llorar.

El aire fresco despeina
A Pilar, que viene y va
Muy oronda: ?«¡Di, mamá!
¿Tú sabes qué cosa es reina?»

Y por si vuelven de noche
De la orilla de la mar,
Para la madre y Pilar
Manda luego el padre el coche.

Está la playa muy linda:
Todo el mundo está en la playa:
Lleva espejuelos el aya
De la francesa Florinda.

Está Alberto, el militar
Que salió en la procesión
Con tricornio y con bastón,
Echando un bote a la mar.

¡Y qué mala, Magdalena
Con tantas cintas y lazos,
A la muñeca sin brazos
Enterrándola en la arena!

Conversan allá en las sillas,
Sentadas con los señores,
Las señoras, como flores,
Debajo de las sombrillas.

Pero está con estos modos
Tan serios, muy triste el mar:
¡Lo alegre es allá, al doblar,
En la barranca de todos!

Dicen que suenan las olas
Mejor allá en la barranca,
Y que la arena es muy blanca
Donde están las niñas solas.

Pilar corre a su mamá:
?«¡Mamá, yo voy a ser buena:
Déjame ir sola a la arena:
Allá, tú me ves, allá!»

?«¡Esta niña caprichosa!
No hay tarde que no me enojes:
Anda, pero no te mojes
Los zapaticos de rosa.»

Le llega a los pies la espuma:
Gritan alegres las dos:
Y se va, diciendo adiós,
La del sombrero de pluma.

¡Se va allá, dónde ¡muy lejos!
Las aguas son más salobres,
Donde se sientan los pobres,
Donde se sientan los viejos!

Se fue la niña a jugar,
La espuma blanca bajó,
Y pasó el tiempo, y pasó
Un águila por el mar.

Y cuando el sol se ponía
Detrás de un monte dorado,
Un sombrerito callado
por las arenas venía.

Trabaja mucho, trabaja
Para andar: ¿qué es lo que tiene
Pilar que anda así, que viene
Con la cabecita baja?

Bien sabe la madre hermosa
Por qué le cuesta el andar:
?«¿Y los zapatos, Pilar,
Los zapaticos de rosa?»

?«¡Ah, loca! ¿en dónde estarán?
¡Di, dónde, Pilar!» ?«Señora»,
Dice una mujer que llora:
«¡Están conmigo: aquí están!»

?«Yo tengo una niña enferma
que llora en el cuarto oscuro.
Y la traigo al aire puro
A ver el sol, y a que duerma.

»Anoche soñó, soñó
con el cielo, y oyó un canto:
Me dio miedo, me dio espanto,
Y la traje, y se durmió.

»Con sus dos brazos menudos
Estaba como abrazando;
Y yo mirando, mirando
Sus piececitos desnudos.

»Me llegó al cuerpo la espuma,
Alcé los ojos, y vi
Esta niña frente a mí
Con su sombrero de pluma».

?«¡Se parece a los retratos
Tu niña!» dijo: «¿Es de cera?
¿Quiere jugar? ¡Si quisiera!...
¿Y por qué está sin zapatos?

»Mira: ¡la mano le abrasa,
Y tiene los pies tan fríos!
¡Oh, toma, toma los míos;
Yo tengo más en mi casa!»

«No sé bién, señora hermosa,
Lo que sucedió después:
¡Le vi a mi hijita en los pies
Los zapaticos de rosa!»

Se vio sacar los pañuelos
A una rusa y a una inglesa;
El aya de la francesa
Se quitó los espejuelos.

Abrió la madre los brazos:
Se echó Pilar en su pecho,
Y sacó el traje deshecho,
Sin adornos y sin lazos.

Todo lo quiere saber
De la enferma la señora:
¡No quiere saber que llora
De pobreza una mujer!

?«¡Sí, Pilar, dáselo! ¡y eso
También! ¡Tu manta! ¡Tu anillo!»
Y ella le dio su bolsillo:
Le dio el clavel, le dio un beso.

Vuelven calladas de noche
A su casa del jardín:
Y Pilar va en el cojín
De la derecha del coche.

Y dice una mariposa
Que vio desde su rosal
Guardados en un cristal
Los zapaticos de rosa.

viernes, 6 de abril de 2012

Con nombre propio.


Me preguntarás porque te amo y no sabré que responder. Creo que ni yo misma sabré el sentimiento que me produce pensarte, sin haberte tocado siquiera.
 ¿Y sabes qué? No necesito explicarlo. Va más allá del raciocinio y me encanta esta sensación cuando pienso en ti, de una manera bonita y también carnal.

En las noches en que te he amado solo con mi pensamiento y hemos tenido el sexo más sucio nunca imaginado, porque eres parte de mi en esas noches, porque te conviertes en la mitad de mi cuerpo y el complemento de mis deseos…porque imaginarte me revuelve el cuerpo, agita mi sangre y hace cabalgar mi corazón.
Ni así lo entenderás.

 Solo si alguna vez, sientes lo mismo que yo.

martes, 3 de abril de 2012

La Vejez tiene nombre, Maria


Era una anciana de 87 años, con menos arrugas de las esperadas, a pesar del tiempo. Tenía buenos genes.
Sentada en una mecedora, miraba la vida pasar por sus recuerdos, desde la segunda planta del chalet que logró comprarse cuando era un poco más joven, en la zona de costa, donde le gustaba estar, mirando al mar.
María no tenía a quien contarle sus historias de amores, de aquel hombre al que amo desgarradoramente cuando tenía 30 y que fue, según sintió, el hombre al que más amo aunque nunca fuera suyo. A María le apetecía hoy hablar, en vez de llorar, pero no tenía a quien contarle aquello, ni que era la lejanía cruel de la familia y el desarraigo que vivió.
María solo callaba, y miraba el mar con tantos suspiros como olas se veían a lo lejos.
La vida había pasado entre tristezas y renuncias. A María la vida no le dio ni la mitad de lo que merecía, la premió con amigos, eso sí, en realidad pocos pero fieles y buenos de verdad; sin embargo, le dejó sin saber que era alimentar a alguien de su propio pecho, le dejo sin las sonrisas traviesas por la casa a todas horas y sin que alguien le llamara de la forma que más le habría gustado, Mamá. A cambio tuvo el amor incondicional de un hombre que le dejó antes de lo que tenían calculado, porque no se puede planificar la muerte de los cuerpos y así se quedó, sola, sin su compañía cálida, más fiel y adorable que todo en el mundo.

En los largos días de primavera y cortos de otoño...
 Se podía ver a Maria, sentada, mirando al mar por las mañanas, con ganas de saltar con una ráfaga e irse a buscar al horizonte a los que le habían dejado sola.

martes, 27 de marzo de 2012

Las papas y el rio

-Gilberto, me hacen falta unas papas para la sopa del almuerzo.

-En un momento, aprovecho que voy al pueblo a buscar algo que necesito – dijo y se metió en el baño.

A los tres días, regresa Gilberto, sin papas…

¡Gilberto! ¿Donde están las papas que te mandé a buscar antier? - le gritó con cara de pocos amigos.

-Ay, Silvia, no te lo vas a creer. Cuando pasé del otro lado creció el río y hasta hoy no pude regresar. Pa colmo se me calló el bolso en el rio al cruzar y la corriente se llevó lo que compré.






(historia familiar, que nos contaba mi abuela, mirando a mi abuelo con cara de verdugo)









lunes, 27 de febrero de 2012

Leche, papaya y sal

Nadie encendía la lámpara, sinceramente no lo esperaba. Estaba solo, era temprano aún.
 La oscuridad absoluta y terrible, sin pizca de resplandor a través de la rendija de la puerta, ni de la ventana. Eran las siete pasadas, el sol ya era historia.
Amancio reposaba en la cama, otra tarde más en la que esperaba la llegada de Miranda. Le dolía la cabeza y la cotidianeidad le tenía rabioso. No estaba contento con aquella vida tan vacía en la que esperaba a su amante todo el tiempo, cada día, desde hacía mes y medio.
Amancio conoció a Amanda en el puesto de fruta de la Calle de la Sal. En cuanto la vio supo que ella, era la sal, el condimento que, esperaba, pusiera algo de sabor a sus comidas. No solo a las que ella le haría, sino a su vida entera.
Últimamente no hacía más que darse paseos y leer en el parque, parecía un viejo aún con sus 45 años. – Quien te ha visto y quién te ve Amancio – se decía a si mismo constantemente. –Tú que fuiste cazador nato, ahora te dejas cazar, como si ya no te importara. -Ay la vejez, cuanto te ha cambiado.
Pero es que Amanda era Amanda, no alguien que pone trampas por el mero hecho de coger algo para comer, no señor. Aquel era un monumento por el que cualquiera se dejaría atrapar y hasta arrastrar hasta la mitad de un rio, aunque no supiera nadar.
Así la vio en aquella ocasión, tocando con ganas una “papaya” en aquella frutería abarrotada de colores y olores tropicales, gritos de pregón y sonido de monedas.
Unas semanas después le esperaba él, como cada tarde, o casi todas. Porque allí, la que mandaba era ella, le llevaba y le traía con aquel sabor que le ponía a sus besos, la voz más sensual para invitarle a bajar y el movimiento de amazona que le ponía a las caderas. No podía Amancio, llevar el mando y no quería. Lo que quería era dejarse manipular por aquella piel curtida que sabía a miel, a ron, a salsa apuntadita de sal, después del sudor de la contienda en aquella cama. Por eso se pasaba horas esperando a que apareciera, aunque le matara el aburrimiento de las horas muertas.
Justo entonces se oyó una llave girar en la puerta de entrada. Había llegado Amanda con el arma cargada, dispuesta a arrebatar la voluntad de su presa, solo con su presencia.
Amancio se incorporó y entonces ya no había aburrimiento, ni tedio, ni remordimiento. Ahora solo quería que le cocinaran a fuego lento.
Amancio quería arder…

jueves, 16 de febrero de 2012

El desierto y una Alondra.

Foto extraida de "Fotonatura" de Jaime Garcia Puente.

Alondra miraba a su niña, la pequeña Dora. Dora iba y venía a su antojo en aquella casa tan grande y a su madre le traía siempre recuerdos de su propia niñez, tan diferente.
Alondra se cambió el nombre después de llegar a Inglaterra con 19 años. Su nombre era Madeleine, pero no le gustaba, había aprendido a odiarlo, aún sin proponérselo. Demasiado pronunciado por voces masculinas sin ningún sentimiento verdadero. Ahora, Alondra solo quería olvidar su pasado y su niñez, cada vez más presente en los ojos de su niña.
Dora pedía agua a su madre en la cocina, mirándole con aquellos ojos almendrados y brillantes, sonreía con aquellos dientes blancos, que emitían destellos como una luna llena. Y Alondra, servía aquel vaso con un cuidado, casi tan preciso como el corte de un cirujano. Alondra pensaba, dolorida, en las veces que se durmió sin beber agua porque las tormentas de arena del desierto no le había dejado ir a llenar las vasijas…

martes, 14 de febrero de 2012

Vienes y vas.

Cuando vienes y te vas, 
como la lluvia y una nube.
 Es lo que eres,
 un fenómeno,
 que ocurre solo a veces.
Es lo que veo, 
en mi diario vagar por este mundo.
 El movimiento de unas alas,
 de mariposas,
 y la onda;
 que forma una ola,
 en un río,
 y en el mar.
Cuando vienes y te vas. 
¡Ay que me llevas! 
¡Ay que me traes! 
Y yo me dejo y me envuelvo,
 me humedezco y me mareo.
 Con el opio de tu movimiento,
 me revuelvo.
Cuando vienes y te vas.
 Adolezco. 
En soledad.


domingo, 12 de febrero de 2012

Cian + magenta + amarillo


“Dios nos dice que no debemos odiar a nuestros enemigos, pero es difícil.” Una de las frases que dice, casi al final, la protagonista de “Criadas y Señoras”.
No hablaré en este pequeño espacio de la película que vi en la noche más que de manera general, porque no es mi pretensión. Lo es, sin embargo, hablar del sentimiento que me produjo esta y del mal cuerpo con el que he terminado de verla.
Me refiero a las injusticias raciales, que es el tema principal de la historia. Una historia que me hizo sentir rabia y dolor.  Lejos me encuentro de entender, más allá de lo que me permite el raciocinio; algo como lo que vivieron sus protagonistas en aquellos años, y doy muchas gracias por lo que ha desarrollado la sociedad, en este particular, desde entonces, aunque aún en muchos países queda un gran camino por recorrer.
No voy a cerrar los ojos ante el racismo que hoy, queda en nosotros, porque creo que lo seguimos sintiendo alguna vez, de manera general y no solo por el color de la piel.  Aquí por supuesto, me incluyo.
He terminado con lágrimas, muchas lágrimas y no lo siento, así de sensible soy. Duele en las entrañas revivir el horror, vejaciones, muertes y violencia, no solo física a la que fueron sometidos los negros. Esta historia nos hace recordar de una manera sutil, pero no por eso menos dura, todas las atrocidades a las que fueron expuestos estos seres humanos simplemente por ser de un color diferente.
Ante situaciones tan absurdas y deplorables, no sabría yo como reaccionar con la cordura de un ser razonable.

jueves, 9 de febrero de 2012

Para una madre maravillosa

A la madre más maravillosa, dulce, especial, linda. Para mí, mi madre. De uno, de sus cantantes preferidos.
Por ti, sabes que fui a su casa en Cuenca y de su casa te traje recuerdos, fotos. Mami, porque te amo...porque esto es lo menos que puedo hacer por ti.


lunes, 6 de febrero de 2012

Aves de paso.

Una descarga cruel a la que no merece la pena responder, aunque se le tenga ganas. Una definición, que alargó mi sonrisa y tornó una mañana gris, en soleada.
Un comienzo como otro cualquiera, uno más, de un día que no es diferente a muchos otros. Unos se afianzan y otros, simplemente son lo que siempre fueron. Aves de paso.

Y aunque no es descriptiva de lo que acaban de leer... Una canción de Sabina, por lleva el mismo nombre y porque si. (aunque no me guste)



viernes, 3 de febrero de 2012

Blanco o Negro

Por aquello de que, no todo es blanco o negro y  en este blog no todo es amor o desamor.
Una de colores, para el fin de semana.


Pablo Milanes y Victor Manuel (Blanco y Negro)


Del amor y otros demonios.

Sobrevivir a un día de sufrimiento de amor, es como hacerlo a una guerra. Bajo sombras silenciosas, sin iluminar. Es, como haber dejado de vivir, pasar el tiempo sin riqueza de sucesos, sin un beso que te traiga un rayo de sol.

Sobrevivir a un día de sufrimiento de amor, es perder el tiempo que quiero dedicarte. Es morir un poco, lentamente morir.

martes, 17 de enero de 2012

Una linea

Foto tomada por mi en Ibiza

Ella es de allá, donde todo es azul, en el momento donde se une el cielo y la tierra.


Según desde donde se mire, se le ve siempre quieta, queda, esperando, azul, como el agua, como el cielo, y en los días de bruma casi imperceptible, pero siempre está ahí, pertenece a ese lugar.


Es visiblemente más oscura, pero linda, perfecta, delgada como un cabello. Separa donde pertenezco, de lo que ya no está.


Es solo una línea, el horizonte, donde te escondes, donde te fuiste, donde te busco, sin encontrarte...


jueves, 12 de enero de 2012

Invierno

En la nieve, sobre la nieve, dentro de ella. 
Hace falta un invierno para saber apreciar una temperatura templada. Es necesario un invierno para extrañar la calidez de una mirada.
Tu boca silente, tus ojos perdidos, tus palabras que no existen...
Es invierno, crudo invierno.

martes, 10 de enero de 2012

Sangre


De pie, justo en el extremo. Batía un viento tremendo.
Tenía el cabello alborotado, la nariz roja y las lágrimas se le estaban helando nada más salir.
Nadia no sabía cómo había llegado al final del bosque a esa hora de la mañana. Se levantó histérica por aquel sueño que venía repitiendo durante tantas noches y se puso lo primero que encontró para salir a correr. Por suerte, pudo hacerlo sola, su vigilante dormía en el sofá como una piedra.

¡Valiente cuidador!

El viento le hacía llorar, le helaba las manos, aún así, amaba ese lugar, donde el mundo no tenía fin.
Donde único estaría segura, le dijeron. Sinceramente, no se lo creyó pero cuando llegó le encantó aquel sitio. Justo allí, donde acababa el bosque, se habría un infinito de agua y cielo, allí era donde más le gustaba estar.

Jadeando, se dejó caer en una piedra lisa y miró hasta que perdió la nitidez. No había tierra cerca, no delante, todo estaba detrás, como la vida que había dejado, las persecuciones, los dos asesinatos que presenció, su compañero. Aquella quietud le daba escalofríos, pero era todo tan bello. Sentía una sensación de pertenencia, de posesión.
Nunca podría escapar de la vida que ahora estaba viviendo. Ser testigo protegido tenía más contras que pros y estar aislada era uno de ellos.

La asustó un sonido seco, como de ramas  partirse debajo de un peso, como de botas. Nadia, se agazapó detrás de aquellas rocas y en un segundo pensó en el paso a seguir. El sonido era cada vez más nítido, grueso. Se tiraría al agua. – pensó.
Un aullido lejano, le hizo producir un ruidito con la garganta, imposible de reprimir. Era el miedo, había vuelto, después de tantos días sin sentirlo. Volvieron a escucharse ramas crujir y Nadia, fue consciente de que debía actuar sin demora.
Le tocaron una pierna, en ese mismo instante. Certera, sin vacilar, pegó un manotazo para intentar zafarse y echarse a correr. Un líquido rojo, viscozo, que se le antojó repugnante se le vino encima y Nadia pensó que lo había matado y lo que brotaba era su sangre, pero no.


El líquido rojo era el zumo de frambuesa que le había tirado a su hijo…le traía el desayuno a la cama.

lunes, 9 de enero de 2012

A Mario, el amor de Olga.

Mirando la vela que casi se acaba, Olga reprime el deseo de gritar. Ha estado a punto de abrir la ventana, porque creyó verle en el edificio del frente.
Se recuesta a la pared y mira gastarse la cera, derretida, con olor a naranja y le recuerda; recuerda a Mario después de una ducha, después de aquel verano que pasaron juntos, el primer y último verano.
La cera, se hace líquida como los sueños de Olga...unos sueños que llevan nombre.



Al amor breve de Olga...cargado de ilusión.

domingo, 1 de enero de 2012

Para los que amo.

Por aquello de no pasar por alto el primer día del año...les regalo unas pocas palabras de la gran Dulce Maria Loynaz, para los que amo.

No te nombro; pero estás en mi, como la música en la garganta del ruiseñor aunque no esté cantando.