Cuba dejó de doler.
Es algo triste pero real. Recién descubro que esa tierra no me duele.
Se volvió tan asqueante su conformidad, pegajosa la quietud, exasperante, la espera de ese oasis que nunca se ve aparecer.
Cuba no existe, hace mucho que no está.
Esa tierra es un invento de la mente de los que nos fuimos y queremos recordar lo vivido. Es la realidad de los que quedaron allí atrapados en un tiempo, ya nadie sabe cual.
De allí solo duele lo que por mi sangre corre y los que la vida añadió.
Y no lloro por dejarla, como a un amante al que aún se ama.
Aquella isla. ¿Aún existe?
Si existe Silvi, sé de tus razones, pero existe.
ResponderEliminarNuri, sabes que también es cuestión de perspectiva y por supuesto la mia es muy diferente a la tuya.
EliminarUn besito, guapa!
Dolorosa resignación y honesto reproche, escritora de sentimientos.
ResponderEliminar¿Me queda acaso otra salida Jánter?.
EliminarGracias por pasar. Un abrazo.
Existe en nosotros, y cuando dejemos de pensarla desaparecerá. No hay que hacerse ilusiones.
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