lunes, 22 de diciembre de 2014

Lo que le apetece a Ofelia.

Este año termina este cuento...

A Ofelia ya no le apetece escribir, no para el mundo, no es de interés que alguien lea el montón de chorradas que a Ofelia se le ocurre, cada vez menos, escribir.
Se acabaron los sentimientos escritos, se acabo este espacio que descansará como un libro leído muchas veces, en el fondo de una librería; peor, donde descansa un libro pésimamente escrito por un escritor mediocre de estos que poblamos el mundo.
Ofelia, dejará de publicar absolutamente nada más en este espacio.

Solo quería pasar a despedirme y a desearles a los que alguna vez pasen por aquí, perdidos en la red, una bonita vida.

Feliz navidad lectores, curiosos, transeúntes del espacio tecnológico, almas inquietas que buscan cosas que leer. 

¡Feliz 2015!

domingo, 16 de noviembre de 2014

Cuando pare de llover.



He pensado que cuando pare de llover ya no estarás.

Cuando llueve resbalas por la ventana, el cristal se llena de trocitos de ti, el suelo de hojas húmedas que se encontraron contigo, a mitad de camino.

He pensado que cuando pare de llover ya no estarás.

Cuando llueve te haces dueño de mi paraguas, golpeas suave en él como en conversación, como si fueran tus dedos por mi piel.

He pensado que cuando pare de llover ya no estarás.


Cuando llueve, a veces, me dejas atrapada en casa. Es certeza que cuando pare de llover, ya no estarás.

Y vendrá la oscuridad a hacerse sitio y yo estaré en una esquina. Entonces sabré, que ha parado de llover.   


 by OpheliaPhotography

jueves, 13 de noviembre de 2014

Caos



Miedo al caos, todos tenemos miedo al caos.

El caos es algo tan personal como la "cosa", cada uno le llama cosa a algo, sentimientos, objetos, pensamientos, situaciones... Eso es igual que el caos.

Ha llegado el caos y se ha instalado a la derecha de este ser que soy yo.

El caos es perder el trabajo, perder familiares o tenerles lejos y enfermos, es que lleguen más noticias malas que buenas, el caos es el vacío, es perder amigos... El caos es silencio sin explicación y respuesta.

Se declara abierta la temporada de caos.


jueves, 16 de octubre de 2014

El pescador.

Ilustración Maja L.



Aún faltaba media hora para el relevo de pesca. A las 23:30, Pescalun, no había cogido ni una sola estrella. Su saco vacío lo decía todo, Pescalun perdería su puesto de trabajo. 

A pesar de su juventud, era un chico muy formal y colaborador. Pescalun, estaba en prácticas en la mejor empresa, una de altura, STARLIGHT.

STARLIGHT, era la empresa que proporcionaba luz al firmamento, ponía estrellas donde hacían falta, echaba nubes a volar y dejaba claros. Hacía titilar algunas a los enamorados y cumplían sueños a los niños, haciendo guiños.

Así de sencillo era el trabajo de Pescalun. Solo tenia que seleccionar y pescar las mejores y mas grandes estrellas y separarlas en los sacos destinados para cada cosa, pero llevaba una semana sin pillar una solita y la desesperación se apoderaba de él a cada segundo.

Entonces tuvo una idea...

Cogió dos calcetines de su abuelo y se hizo una especie de gorro, colgó dos cascabeles en la parte del calcañar para que mientras se balanceaba en la luna, las estrellas los escucharan y se acercaran a él. Así fue pasando el tiempo y Pescalun ya tenía el saco a la mitad después de media hora.

Pero, como las cosas buenas cuestan mucho y cuando llegan vienen mezcladas con algunas no tan buenas, sucedió algo inesperado.

En un segundo en que miraba tranquilamente el saco, vio como una puntita dorada salía por un hueco. Que, ¡Dios sabe como se había hecho! Al intentar atraparla se le partió y se clavó en su dedo meñique; lo que produjo que Pescalun pegara un grito de dolor y a su vez, la estrella también. 
Él la cogió en sus manos y la pobre gritaba su desgracia... Porque, si no lo sabes, cuando a una estrella se le rompe una de sus puntas, tiene las horas contadas, a no ser que un niño le pida un deseo antes de dormir.


Pescalun le brindó cobijo dentro de su gorro y le dijo.  - Hagamos algo, "escapista", voy a llevarte conmigo a casa, dentro del gorro de calcetines y será nuestro secreto. Alumbrarás mi dormitorio en las noches hasta que vayamos a dormir, así ahorraré electricidad y podré contarte cuentos. En cuanto un niño pida un deseo podrás volver a casa con la punta reparada.
¿Que me dices?

-Pues perfecto, aquí no tenemos muchas vacaciones, y nos enfermamos poco, no hay tiempo para el descanso, tenemos que trabajar cada noche, me vendrá muy bien.  Solo espero que el deseo sea pedido cuanto antes, extrañaré mucho a mi familia.

Y así fue como Pescalum y "puntitas", que así  empezó a llamar a la estrella; se hicieron muy amigos. Hasta que llegó un deseo que la devolvió a su hogar.











lunes, 14 de julio de 2014

Sin elección


No es posible elegir sobre qué o por quienes nos preocupamos.

Resulta que anoche no dormí bien, soñé con alguien a quien no conozco, pero de quien sé algunas cosas (pocas, muy pocas) y no, no he dormido, me he preocupado.

Entonces he despertado muy temprano, pensando en él y en los suyos, porque me veo en esa situación. Y estoy preocupada, lo estoy como si me perteneciera, porque no puedo elegir... Mi corazón siempre elige.

martes, 8 de julio de 2014

El pasado domingo.



Ilustración de Majali.


Este día quieto como todos los domingos, ventoso, con nubes que juegan al escondite con el sol, y ganan las primeras, claro está.

Esa parsimonia lujuriosa del domingo, como si fuera un amante prematuro que te recorre despacio, porque no tiene prisa.
Este domingo es el contrapunto de un amor atormentado.

Este tiempo mata el tiempo que luchar por ir de prisa. Es domingo, y no da ni para pensar porque el domingo corre como una gota de sudor que recién brota y recorre el rostro de una joven que aún, tardará en crecer, esa que aburrida, se balancea con dejadez en un columpio.


Es domingo señores y la quietud de aquella otra vida está tan lejos, que casi prefiero dormir una siesta larga, de domingo, que me ayude a recortar.

martes, 27 de mayo de 2014

Tita



























El recuerdo de aquella silla es constante, esa que no se ocupaba porque era su lugar, su sitio preferido, la reservábamos para cuando estuviera. 
Llegaba sudadita, fría por tanta humedad, y roja, con aquella cara regordeta, gallega, con ojeras y unos ojos verdes preciosos, que conservaban aún el encanto de sus años de juventud.

Hoy me he vuelto a sentar en su regazo, en aquel sillón, su preferido. Hoy le he contado secretos del alma, tempranito en la mañana después de correr por el parque. Me recosté en el césped exhausta después de mi deporte y al cerrar los ojos la vi clarita, estaba conmigo.

 ¡Tan linda!

Nos quedamos quietas un rato, compartiendo las almas, en silencio y me hizo saber que sin hablar me escuchaba. Me acarició el cabello, porque el vientecillo se me colaba por debajo de la nuca, y en realidad no había aire. Me dejé llevar por su quietud y su cálido amor.

Le conté todas mi penas, le lloré desesperada. Me abrazó tan fuerte que me quedé un instante sin respirar, sin la noción del tiempo, sin sonidos, solas ella y yo, sin otra existencia que la nuestra.

Así comenzó mi día, con la mejor compañía del mundo.

Ella está conmigo, siempre lo he sabido.

¿Que tienen las abuelas que son eternas?

(hoy después de 17 años, mi corazón aún late por ti)


martes, 13 de mayo de 2014

Family

Ilustración de Majali.


Ella quería una familia. Desde que era tan solo una tuerca a medio apretar con tres o cuatro partes de hojalata, lo quería.

Aquel día, de camino al cementerio donde yacían sus antepasados, y donde iban de vez en cuando, no a poner flores porque terminaban por oxidarse, sino a buscar partes para reparar alguna pierna o brazo dolorido, lo encontró.

Oxizul, era amigo de su hermano mayor y tenía ojos de cuentas y un ombligo que daba la hora. Oxigirl, que así se llamaba ella, le planto un beso en la antena derecha y le dijo que era muy guapo. A lo que Oxizul respondió con un movimiento de agujas y el ombligo casi se sale fuera.

A la semana ya eran novios, paseaban por las lineas del tren para recargar las energías, ella haciendo malabares por una línea y el por la otra, con las manos entrelazadas. Se prometían amor y soñaban con la llegada de los hijos, que serían tan oxidados como ellos, tendrían más el color de su mamá y les haría muy felices. 

Y así llegó el día de la boda. Vinieron parientes de todos los desguaces del país, algunos muy viejos y las tías de ambos, que ya creían que sus sobrinos terminarían tirados y solitarios en un rincón sin familia y amor.

A los tres días llegó Oxipony, sus padres se dieron mucha prisa en encargar y la luna de miel fue corta, pero intensa. A los tres días ya tenían armado a su retoño.

Tan simple como eso, llegó la luz a aquel hogar, un sol que brillaría sobre sus cabezas en las noches y serviría para leerle cuentos a Oxipony y para ver el reflejo de su cabeza puntiaguda como la de un túnel.

Oxigirl había formado una familia y eso la hacía muy feliz.

lunes, 12 de mayo de 2014

Corners



Esquinas. Siempre me gustaron las esquinas.

La esquina de la cama, donde te sentabas a verme mientras dormía. Las esquinas que encontrábamos para besarnos.
La esquina de tu boca, justo donde empezaba ese oasis de humedad que eran tus labios. 
La esquina donde me hacías el amor, la esquina oscura y apartada.
Esa esquina, larga y afilada como la punta de la espada con que heriste mi corazón.

Ahora que lo pienso...

Ya no me gustan tanto las esquinas. Me recuerdan a ti.

martes, 6 de mayo de 2014

Búsqueda.




Ilustración de Majalin




¿Donde te escondes?


El viento me llevó a la pradera y seguí tu aroma hasta el árbol. El árbol donde grabamos nuestro nombre, tu nombre, el mío no importa.

No te encontré, aquí estoy, caminando sin rumbo. Y el viento me lleva, el viento.
Querría saber hacia donde.

¿Estás al norte o al sur?

Ya no se donde voy, miro en derredor y no estás, no hay sol, ni lunas, ni estrellas, ni magos, ni oriente.

El prado es inmenso, ha crecido la mala hierba.

Me pierdo.

El prado...

El árbol...

Tu aroma...

Mis sábanas...

Mi mano, recorre con la punta de los dedos el final de las hojas, suaves, mis sábanas... No estás.

Despierto. No estás. 

domingo, 4 de mayo de 2014

Olivia y Salomón.



( Ilustración de Maja Lindberg)

Olivia: No me mires triste.

Salomón: Es que ya te vas, y me pongo triste.

Olivia: Solo me voy unas horas, Salomón. Solo porque es de noche y mi madre grita mucho si no me ve llegar. ¿Te gustan los gritos?

Salomón: No, no me gustan. Pero igual te vas y volveré a quedarme solo. No me gustan las sombras que se forman de mi soledad. ¿Te gusta el gris?

Olivia: Tu eres un poco gris, el gris es bonito. Los niños lo vemos todo bonito, inclusive el gris. Y la sombra te hace compañía, es tuya, háblale, ya verás...

Salomón: ¿En serio? ¿Tu crees que me hable?

Olivia: Si, bobo. Hazlo y verás como no te sientes tan solo. Ella no te va a contestar, porque no sabe hablar, pero escucharte, te escuchará. ¡Ahora, tengo que irme! ¿De acuerdo? ¿Me prometes que no me seguirás?

Salomón: Mmmm, no se hacer promesas... las olvido todas, y tu hueles muy rico. No puedo prometerte que no te seguiré. Tal vez solo un poco, y vuelvo. ¿Qué me dices?

Olivia: ¡Que eres muy terco y que no huelo rico! ¡¿Que tontería!?

Salomón: Es cierto...tu pelo huele a panal, me dan ganas de revolcarme en tu pelo y robarme ese olor.

Olivia: jajajaja, que tontito eres... Es mi champú, que es de miel, no es panal. ¡Vaya ocurrencia! ¿Me prometes entonces que no me vas a seguir?

Salomón: Solo si me prometes que me traerás un poco de ese "champú", en el desayuno. Al menos me quedaré con tu olor...

Olivia: ¡Hecho entonces! Mañana te traeré el aromatizante de ropa de mi madre, que también es de miel y podrás ponerlo en tu cueva, así olerá rico todo el tiempo y no tendrás que seguirme, además tendrás a la sombra para conversar y ya no me extrañarás tanto. Ahora, debo irme. ¡Un besito grandullón!

Salomón: Buena idea... olerá a panal siempre y te recordaré. En cuanto a hablar con la sombra, ya veremos, prefiero tu compañía. La sombra sigue siendo gris.
Si me traes ese "panal" de tu madre mañana... ¿Puede ser de color?

miércoles, 30 de abril de 2014

Un cuartito pá ti y pá mi.




(imagen de Diego Lápiz)

En un cuarto de La Habana, sin pintura reciente en las paredes. Una mesita de noche con una luz tenue y una cama personal donde quepo apenas yo, y tú, encima, solo encima. Al lado no, te caerías. O debajo, ya que estás aquí.
Hace calor, no hay ventilador y no puedo abrir las ventanas. El vecino del frente intenta verme desnuda cada vez que enciendo una luz. Abre las ventanas de par en par y se fuma, uno, dos, tres cigarrillos, la cajetilla si no apago la luz, al acecho.

Las sábanas revueltas después de anoche, ni tiempo me dio a hacer la cama, y ya estás aquí otra vez...el cuarto es tan pequeño..no puedes estar en otro sitio que no sea la cama, por algo eres mío y yo tuya...


¿Lo soy?


Nunca me dices nada, solo me dejas estar, encima o debajo o te quedas quieto si te acaricio, pero decir, no dices nada. Te tiro una pierna encima, comienzo a sudar, hace calor, el vecino, sobra el pijama, me lo quito, me remuevo en la cama, te pegas a la pared, sudo, me levanto. 


Nunca me gustaron los peluches y eres tan grande...


Te voy a llevar a la cocina, y te sentaré en la silla del frente y serás mi invitado a cenar. Luego podrás irte, te tiraré a la basura.


No me gustan los peluches. ¿Lo he dicho?