martes, 25 de octubre de 2011

Una vez más otoño

Bajo una sábana blanca...en la quietud de una mañana gris y lluviosa, se revolvía el cuerpo cálido de una joven muchacha .
La vista era algo  fría, el cristal reflejaba oscuridad y solo se veían nubes negras y gotas que caían sin parar. Su mirada no tenía punto fijo, estaba perdida y miraba, casi sin mirar, solo por hacer algo, por despertar finalmente y salir a andar.
Revolviéndose como un gato cuando le quieres cargar, se quitaba de encima lo poco que le tapaba y estiraba aquellos huesos, flacos y perezosos.
Así comenzaba aquel Martes pasado por agua, sin planes especiales. Un día poco sabroso de la semana, uno, en el que no veía esperanzas para que sucediera algo diferente.
Salió finalmente de la cama y se dio una ducha caliente y larga, abrió los ojos por fin y con el cabello mojado se preparó un café, solo, cargado, y se sentó en la mesa a beberlo.
La soledad de un oscuro café y una visión parecida en el exterior le recordó que llegaba el otoño. Después de una verano lindo y cálido, llegaba el frío; con hojas caídas en la calles, el cambio de colores de la ropa, la botas altas y la tristeza de un sol opaco.
La muchacha suspiró y se puso de pie...era hora de salir de casa y enfrentarse a la nueva estación, un otoño diferente en su corazón y a la vez igual a tantos otros...

3 comentarios:

  1. ah, esas muchachas que enfrentan los otoños, aunque les cueste hacerlo. Un café desde este lado, Ofe.

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  2. oiga, y solo regresé para decirle que la muchacha cada día está escribiendo mejor

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  3. Nos tomamos ese café cuando sea, da igual si pasa el otoño o el verano...
    Gracias por pasar y volver!

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