Una melodía de cuerdas de guitarra entra por la ventana.
Te recuerdo, guitarrista preferido, canto contigo en mis recuerdos y me salta una lágrima por beso. Un artista callejero, que me trae lo que de ti, yo guardo. Nuestros cantos a oscuras, dúos de aguacero y clases de entonación de la infancia.
Gracias papi, eres la música de mi guitarra. La que solo suena para mi.
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