miércoles, 23 de noviembre de 2011

Persiguiendo banderitas


Recién leo en el blog de una amiga, un comentario de un compatriota que me ha provocado un vuelco, literalmente en el corazón.
El comentario decía así: A mi también me alegran las banderitas, (se refiere a las banderitas cubanas) pero ya no les caigo atrás como antes. Ya sé que estoy solo, que puede ser desolador, pero es real... 
Esa sensación es común a todos los que estamos fuera.
El comienzo de congoja, pura y dura, de tristeza devastadora, de no poder comerte un filete sin que aparezca el nudo en la garganta, que no te deja tragar o por lo menos para mí fue así, el llanto haciendo la compra, el llanto en IKEA, en el Corte Inglés, en la primera Navidad, en la Cabalgata de Los Reyes Magos que disfruté como una niña más, recogiendo caramelos y bebiendome las lágrimas, en las tiendas para comprarme unos zapatos donde me cogía los más baratos aunque fueran malos para ahorrar y mandar pa Cuba. El sentido de culpabilidad si me gastaba el dinero en algo para mi, que costara mucho…en fin, pa que hablar si ustedes ya saben.
Ahora me salta mi amigo con esta frase, porque lo que antes menciono, no cambia, solo que te acostumbras y vives, porque no es posible hacerlo, en un sufrir perenne.
Tener la certeza de que estás solo y que eso no va a cambiar…solo se sobrelleva, pero igual se arrastra como un grillete, hasta el fin de los días.

10 comentarios:

  1. Ey no se pongan tristes. Yo tambien izo mi bandera. Y veo que hay muchas mas y eso es lindo. Es como una aceptacion de algo mas grande. Es comer un buen taco con el mismo gusto que un bistec de puerco o aceptar de buena gana un vino, oir hablar a alguien con tono diferente sin juzgarlo desde arriba. Vaya, asumir que la Humanidad son 7 mil millones y no 11..aunque te tiemblen las rodillas cuando te digan "yo tambien soy Cubano"

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  2. Sí, pasas a acostumbrarte, a no sentirte culpable a cada segundo, pero el día que tienes la nostalgia en su punto más alto, cargada al 100% comienzan a brotarte de pronto las lágrimas sin encontrar la causa exacta que lo ha motivado, te das cuenta que ese llanto incontrolable se debe a que llevas acumulados adentro demasiados recuerdos, que a la postre se convierten en una nostalgia demasiada densa y pesada.

    ¡Cuantas veces voy caminando por la calle y de pronto me asalta el olor a la sopa de pollo con trozos de malanga (cuando había pollo y malanga) que hacía mi madre, sopa, que no he podido volver a encontrar repetida en ningún sitio, ni siquiera por mi, sopa que sé no podré volver a tomar porque ella ya no está. Cuando siento ese olor, que me transporta a mi infancia, busco con la vista a ver si identifico de donde puede venir y resulta que simplemente es un recuerdo que florese a cada rato en mi memoria, mi olfato, mi paladar, porque justo donde estoy parada sólo hay oficinas y bancos.

    Sé que no podré volver a tomar su sopa, a comer las croquetas que hacía,que para mí siguen siendo únicas, eso ya no... pero sí espero, al igual que Mariana, poder volver un día y contemplar nuestra bandera ondeando, entonces, libre y soberana de verdad, no de palabra.

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  3. Si...Guardarraya, lo importante es guardar el lugar que nos toca, aunque sea en el corazón y esperar el momento justo.

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  4. Ay Julio...hoy tiene usted el don de tocarme la fibra.

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  5. Ize su bandera y déjeme un ladito que al lado pongo la mía...

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  6. Grisel...esa nostalgia solo duerme a ratos, pero existe, está viva y salta a la primera oportunidad.
    Son tantas las cosas que dejamos lejos y que aunque volvamos no volverán a ser iguales...

    Un abrazo mi niña!!

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  7. Cuando me fui de Cuba, me llevé una bandera que una amiga muy querida me regaló. Yo, que siempre he sido de las que le caen mal los simbolos patrios, terminé con la bandera enmarcada colgando en la sala. Mira tu. besos niña. Cada vez escribe más lindo usted.

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  8. Pues yo en mi primer viaje me traje una bien grande...y cada vez que tengo oportunidad la cuelgo en la ventana.
    Cuando España ganó el mundia de futbol salí a la calle con las dos banderas a celebrar y las colgué en mi ventana también.
    Muchas gracias Charly!

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  9. Bueno Ofelia, yo que venia recuperada de mis culpas de Disney he caido otra vez en trance...pero tienes razon, todos tienen razon, a veces es tan doloroso que solo me sale una mueca ni siquiera lagrimas ya.
    No me gusta andar con banderas, pero es por eso mismo, por lo del dolor, y no tocarlas, como si eso me abriera heridas en los dedos.
    Un abrazo Ofelia,

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