martes, 13 de mayo de 2014

Family

Ilustración de Majali.


Ella quería una familia. Desde que era tan solo una tuerca a medio apretar con tres o cuatro partes de hojalata, lo quería.

Aquel día, de camino al cementerio donde yacían sus antepasados, y donde iban de vez en cuando, no a poner flores porque terminaban por oxidarse, sino a buscar partes para reparar alguna pierna o brazo dolorido, lo encontró.

Oxizul, era amigo de su hermano mayor y tenía ojos de cuentas y un ombligo que daba la hora. Oxigirl, que así se llamaba ella, le planto un beso en la antena derecha y le dijo que era muy guapo. A lo que Oxizul respondió con un movimiento de agujas y el ombligo casi se sale fuera.

A la semana ya eran novios, paseaban por las lineas del tren para recargar las energías, ella haciendo malabares por una línea y el por la otra, con las manos entrelazadas. Se prometían amor y soñaban con la llegada de los hijos, que serían tan oxidados como ellos, tendrían más el color de su mamá y les haría muy felices. 

Y así llegó el día de la boda. Vinieron parientes de todos los desguaces del país, algunos muy viejos y las tías de ambos, que ya creían que sus sobrinos terminarían tirados y solitarios en un rincón sin familia y amor.

A los tres días llegó Oxipony, sus padres se dieron mucha prisa en encargar y la luna de miel fue corta, pero intensa. A los tres días ya tenían armado a su retoño.

Tan simple como eso, llegó la luz a aquel hogar, un sol que brillaría sobre sus cabezas en las noches y serviría para leerle cuentos a Oxipony y para ver el reflejo de su cabeza puntiaguda como la de un túnel.

Oxigirl había formado una familia y eso la hacía muy feliz.

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