miércoles, 9 de enero de 2013




Una niña de cabellos largos y castaños, una carrera infantil, el cabello suelto, cintas, lazos, todos al viento.


Una sonrisa tímida, cosquillas, un rasponazo en la pierna y un salto por la valla del jardín, el olor a hierba, guisazos pegados en los calcetines y los zapatos sucios. El silbido para anunciar la merienda, la risa incontrolable en la mesa y pataditas juguetonas por debajo. El perro comiendo las sobras de la comida, su cabecita apoyada en el muslo en espera de la siguiente ración, la siesta, y un sueño profundo.
La quietud de una tarde de bochorno y la sonrisa de mi madre trayendo la limonada de la merienda.

Ese fue mi sueño de anoche, todo libre, paz y vuelo.

Nunca fui más feliz.


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