domingo, 28 de agosto de 2011

Vestido azul y zapatos de charol.

Le llego el olor nítido de la piel, le recordó sus seis años de vida. Aquel olor de sus únicos zapatos de salir, le llevaba y le traía como en el vaivén del viento a las ramas de un árbol. No sabía porque había recordado aquello, solo que ahí estaba.
Estaba ese recuerdo de sus zapatos de dos tonos de charol, la zuela de cuero con olor a autentica piel. El vestido azul de los días de fiesta, uno de organdí que le hizo su madre con puntas de encaje en la pechera. Le llegó también el recuerdo de risas de un día de cumpleaños.
No sabía porque había recordado aquello, estando además a seis mil pies de altura camino a una ciudad del norte de Europa. Desde la ventanilla solo se veían nubes, pequeñas motas de algodón blanco, que además le trajo a la memoria una de sus pelis preferidas de infancia "Jack and the Beanstalk".
Volar, le hacía volar. Volver atrás, ser de nuevo una niña con vestido azul y zapatos de charol.

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