lunes, 6 de junio de 2011

Mami, quiero sopa.



Se escucha un "Ayy", una queja y tos, mucha tos. Se oyen pasos por el pasillo, un choque de taza y cuchara en la cocina, otra tos, seguida de muchas. Los pasos vuelven por el pasillo, en la cama alguien se sopla la nariz y suena el despertador. Son las 7 de la mañana.
¡Que mal me encuentro! -pienso. Debo levantarme para ir a trabajar, pero me duele tanto el cuerpo, tengo la nariz taponada, no he dormido apenas, me duele el pecho por la tos, en fin...
Arrastrándome me doy una ducha. Mi marido me prepara un café y me anima a que me pase por el médico antes de irme a trabajar.
Diagnóstico: Infección en las vías respiratorias. Pasa mucho a los alérgicos. Vamos, que estoy jodida.  -pienso.
Recomendaciones: Reposo dos días, antibióticos, mucho líquido y otras medicinas.
En la farmacia comprando los medicamentos caigo en la cuenta de que al Doctor Carrascal se le olvidó la mejor medicina. La sopa de pollo de mi madre, esa que odiaba de niña y que hoy es la mejor que tome en mi vida.  
Me tocará prepararme una...pero creo que no, solo quiero dormir.
Mami, quiero sopa. -digo en sueños, mientras mi cuerpo tirita...

5 comentarios:

  1. Gracias por tu comentario.

    PD: Me encanto este relato cuando pase por aquí la primera vez y es cierto que cuando uno enferma lo primero que añora es el calor de la madre.

    Que pases un buen fin de semana o lo que queda de el.

    Mi beso

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  2. Muy interesante. Me gustó tu blog. Te sigo :3

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  3. Es verdad Eva, el calor de una madre cuando uno enferma...ay cuanto se añora!
    Me gusto muchisimo tu blog y la música es perfeca. Me tendrás por allí a menudo, gracias por estar por aquí.
    Un beso de domingo.

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  4. Muchas gracias por seguirme TMP. Me daré un paseo por tu blog.
    Feliz domingo.

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  5. ¡El poder evocador de los platos maternos! Proust sabía de ello...Besos y abrazos.

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