domingo, 12 de febrero de 2012

Cian + magenta + amarillo


“Dios nos dice que no debemos odiar a nuestros enemigos, pero es difícil.” Una de las frases que dice, casi al final, la protagonista de “Criadas y Señoras”.
No hablaré en este pequeño espacio de la película que vi en la noche más que de manera general, porque no es mi pretensión. Lo es, sin embargo, hablar del sentimiento que me produjo esta y del mal cuerpo con el que he terminado de verla.
Me refiero a las injusticias raciales, que es el tema principal de la historia. Una historia que me hizo sentir rabia y dolor.  Lejos me encuentro de entender, más allá de lo que me permite el raciocinio; algo como lo que vivieron sus protagonistas en aquellos años, y doy muchas gracias por lo que ha desarrollado la sociedad, en este particular, desde entonces, aunque aún en muchos países queda un gran camino por recorrer.
No voy a cerrar los ojos ante el racismo que hoy, queda en nosotros, porque creo que lo seguimos sintiendo alguna vez, de manera general y no solo por el color de la piel.  Aquí por supuesto, me incluyo.
He terminado con lágrimas, muchas lágrimas y no lo siento, así de sensible soy. Duele en las entrañas revivir el horror, vejaciones, muertes y violencia, no solo física a la que fueron sometidos los negros. Esta historia nos hace recordar de una manera sutil, pero no por eso menos dura, todas las atrocidades a las que fueron expuestos estos seres humanos simplemente por ser de un color diferente.
Ante situaciones tan absurdas y deplorables, no sabría yo como reaccionar con la cordura de un ser razonable.

3 comentarios:

  1. Es un libro buenísimo, tendrían que ponerlo como material de estudio obligatorio en USA.

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    1. No se le pueden pedir peras al olmo, pero si, les haría falta recordar. Allí, donde todo comenzó.

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