domingo, 17 de octubre de 2010

Viva y Muerta (continuación) part II

Con el frío en el cuerpo y las piernas cual potrillo recién nacido, después de haber visto aquella lápida con mi nombre, me armé de valor y giré la llave en la cerradura oxidada que se negaba a permitir el paso a cualquier intruso después de tantos años de fiel y acérrima guardiana. Después de varios intentos, y, de estar agotando mi paciencia, di el último giro y logré abrir...
Ante mí, se alzaba una escalera de madera tallada en el mismo estado viejo y polvoriento que el resto de la casa que había llegado a ver. Las ventanas, cubiertas con cortinas que solo servían como rellenos de colchón y unos muebles muy antiguos y tan lindos como nunca había visto, estaba segura que eran de muy buena calidad a pesar de su estado lamentable. Aún así estaba convencida de que mi abuela había tenido muy buen gusto, y mucho, muchísimo dinero; el que por supuesto no se había gastado en su hija y en la nieta que nunca conoció. Por ello no lograba entender cual era el significado de dejarme como heredera de aquella casucha en ruinas, si nunca se intereso por conocerme siquiera.
En lo alto de la escalera, pero en el centro del techo colgaba una lámpara con cuentas y lágrimas de cristal, le faltaban algunas pero aún así seguía siendo preciosa, cubría los peldaños una alfombra de colores muy vivos, granates, naranjas y verdes; no lograba discernir el significado de los dibujos porque parecían ser algún tipo de pintura abstracta, lo único inteligible, pero carente de sentido para mí eran unas palabras bordadas en el comienzo del ascenso, “Bienvenida a tu nueva vida”. Que se suponía que quería decir aquello? Porque la abuela vivía en aquel lugar tan extraño?.


Eso era algo que tenía que descubrir...

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