De dolor en dolor y tiro porque me
toca.
Hoy para variar llegué tarde al trabajo, 40 minutos, el autobús
no avanzaba ni aunque lo empujaran y el atasco era de muerte, pues eso, lo más
parecido a un cortejo fúnebre. Pensé por momentos que llevaban mi féretro por
las calles de la periferia, pero luego supe que no, no podía dolerme la espalda
como me dolía y estar muerta, además no lloraba nadie y eso tampoco, espero que
alguien me llore cuando ya no esté, aunque sea pagando. Llovía.
El trabajo un calvario. Nadie se pone en el lugar de
los demás y no es plan el estar quejándose todo el tiempo. Incomprendidos que
son los que sufren.
Corramos un tupido velo.
Parte II de la semana
Aquella chica, al final apareció como por arte de magia,
algunos saben aprovechar las oportunidades que otros rechazan, mira tú por dónde.
Fue sentir el portazo, que dieron detrás de mi y voilà, ella que salía del
ascensor para entrar por la misma puerta por la que yo salía.
Ya te digo, que nadie es imprescindible, el mundo cambia
para unos más rápido que para otros. Será que la traslación de la tierra nos
llega a unos más rápido que a otros. Vaya usted a saber…
Parte- te en II.
Ja, escribiendo esto me estoy pareciendo a un muchacho que
conocí una vez, escritor él. Muy bueno por cierto. ¿Qué será de su vida? Supongo
que se hartó de tanta tontería. Ya se habrá olvidado, que la memoria es a veces
tan corta como la colillita de un caniche.
El día tuvo su dosis buena, una partecita que me hizo tan
feliz como ver a niño sonreír. Dos de mis amores, amigos, han encontrado el
mismo camino para caminar y yo mirando desde la mata de mamoncillos, casi me
caigo del alegrón.
La semana termina, pronto, que mañana es fiesta. Suenan los The Cure.
Dormiré las
horas que tiene el día o por lo menos eso espero. Alguien vendrá con planes a
fastidiar, que es lo que pasa siempre.